miércoles, 31 de diciembre de 2008

¿PARA QUE LA ETIQUETA? II

Intentando ampliar un poco el anterior artículo anterior publicado hace unas semanas, para así simplemente completar lo que quizá quedo un tanto abigarrado, o poco definido
y por ello, intentaré ser conciso dentro de mi personal observación ante las botellas de vino que pasan por delante de mis manos.

Como dije o creí decir las etiquetas son las que definen, mejor dicho son las responsables de la “lógica clasificación-ubicación” de casi todo en general, no solo de la distinción de los vinos, sino de todo en general.

Por ejemplo a las personas todos nosotros las clasificamos-ubicamos en espacios que a nuestros individuales juicios nos parecen que siempre deben estar las personas donde nosotros las ubicamos a priori, sin dar ninguna oportunidad a la rectificación o la disculpa, dado que a nuestros buenos (observantes) ojos, tal actitud, vestimenta, tipo de trabajo o comentario, hacen que digamos, enjuiciemos, pensemos y coloquemos sin mucha o quizá ninguna información, a alguien en función de esos “parámetros”.

Por tanto como todo en la vida decía que para que una etiqueta sea consecuente y diga y cuente todo lo mínimo que debe considerar, y así enseñar en ella que no por ser de “La Rioja” ya demuestra “más calidad” que por ejemplo ser de “Costers del Segre”, ambas en opinión deben marcar la calidad una vez abierto la botella de cada uno de sus vinos. Por poner un ejemplo muy simple para centrar el tema creo necesaria esta pregunta: ¿Un vino Fino de Montilla-Moriles es de mejor calidad que un Ribera del Duero? ó ¿Acaso es que no se pueden comparar?

De aquí creo que parte la raíz para hacer un uso mas común y lógico de una serie de parámetros semejantes para poder todos los productores cualificarse, y así el cliente o aficionado o profesional de la hostelería puedan quedar satisfechos, y así mejor (y mas) informado y por tanto podrá ir adquiriendo mas conocimiento para poder a posteriori decidir si un vino de tal o cual clase es mejor o peor, o le gusta mas o menos. Teniendo en cuenta que con esos conocimientos se puede dar pie a la creación o ampliación hacia otras zonas, clases de vino, sabores, etc.

Por tanto siguiendo los parámetros que ofrece la ley debería hacer constar más datos, que a día de hoy en muchos, muchos casos se omiten a sabiendas. Creo que esto da para otro poco más, o mejor dicho para mucho más, y siguiendo con el ejemplo del “enjuiciamiento” vano de las personas por poca información, a los vinos muchos deberían empezar a contestar realmente: ¿PARA QUE LA ETIQUETA?

¡AH! en estos días de tanto “fervor” no debemos olvidar que la Etiqueta de la Navidad, no solo es para consumir, es para algo más; por que “fue” en otro tiempo (que lo tengo metido en la memoria) para otro aspecto totalmente diferente del que ahora vivimos, solo lo recuerdo a modo de observación. . .

lunes, 1 de diciembre de 2008

¿PARA QUE LA ETIQUETA?

Desde hace mucho tiempo quizá desde que el hombre es hombre, como todo lo que nos ha tocado a los seres humanos, se han ido “clasificando” (etiquetando) casi todo en general: cosas, plantas, animales, objetos, lugares, etc. Hasta los seres humanos se etiquetan creo yo desde la critica que se hace, unos de otros y esto de un modo inevitable, mejor dicho que la etiqueta es el distingo que nosotros queramos o podamos poner los unos de los otros, o de si mismos.
Esta clasificación nos sirve para tener información de con tal a cual persona y así podríamos establecer relaciones o evitarlas si viniera el caso, por ser mas afines quizá con nosotros en cualquier campo de la trayectoria de vida que nos haya podido tocar vivir. Clasificar o “etiquetar” por tanto parece a priori que pueda resultar sencillo, pero ocurre casi siempre que existen rasgos desconocidos haciendo ver que la primera clasificación (etiquetado), difiere en aspectos que se obviaron o no se apreciaron en esa toma de contacto, para bien o para mal, y por tanto realmente no resulta nada sencillo hacer estas clasificaciones, dado que podemos tener graves equivocaciones, de este modo pasa igual con los otros ordenes de la existencia que nos rodea minuto a minuto.
Pensemos en el vino como en los productos de alimentación que cada día nos vamos encontrando delante nuestro, haciendo un ejercicio de reflexión y de una observación lenta (cosa difícil en los tiempos que corren) quizá exhaustiva, vamos a comprobar realmente la disparidad de información que se nos ofrece, dando pie a un terreno un tanto pantanoso, quiero decir “QUIEN TIENE LA INFORMACIÓN TIENE EL PODER” y esto explicado desde mi punto de vista, que he intento sea el de esa observación de los detalles aparentemente despreciables o “no” importantes, o mejor dicho que “no “ interesa que él consumidor “sepa”, lo de la “INFORMACIÓN Y EL PODER”.
La observación me ha dado una información muy diversa y creo que cercana mas a la confusión que al conocimiento. Si nos quedamos en el campo del vino, sin entrar en el puro diseño de la etiqueta (estética), que también tiene su importancia y es muy interesante su reflexión, las etiquetas de los vinos al día de hoy dan pie a un laberinto de desconocimiento.
Por ejemplo unas dicen de donde viene o en donde se hace el vino, pero no si el viñedo es de la bodega o no, unas indican la variedad de la uva u otras la obvian, en casos como en “VINOS DE LA TIERRA DE CASTILLA”, y en otros zonas de España, Extremadura, Cataluña o Castilla-León, por citar, con decir ese dato tan regional ya basta, obviando realmente la localización concreta del área dato importante debido a sus diferencias geográficas o climáticas, haciendo así ampararse en ese “paraguas de calidad buena ” a unos productos de cuestionable reputación, cosa que también ocurre en casi todas las Denominaciones de Origen de España (Áreas Concretas con Características muy Homologadas para así tener una Homogeneidad de Distinción frente a terceras áreas).
Estando así el panorama ¿PARA QUE LA ETIQUETA?, si no existe una homogeneidad de datos primero, de falsificación de tipos de vino en cuanto a su excelencia o no, en segundo lugar, también y por que no, en el tiempo de caducidad, ¿no es un alimento?, o en si contiene o no, sustancias NO buenas, como los “E-s” saludables o recomendados, etc. Difícil labor la de homologar tales dudas pero creo que muy necesaria, por el bien de todo el sector.

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