Blog Amboades® - Nº 282 nueva época  

[03/03/2023] _]el_]civa_]informa_] al ESTILO AMBOADES®
Por Miguel Ángel Flores Gonzalo - Enólogo [MAFg®] VINO MAN® 

UNA PERCEPCIÓN REAL DEL VINO

_ Con una humilde aportación, para que el sector del vino también caiga en sus cuentas reales y, no perciba sensaciones que en definitiva no hacen otra cosa que dar como halos de esperanza, donde la realidad y el día a día, hacen ver que sólo sean realidades virtuales, haciendo por tanto, que el sector haga “cosas” que en el mercado general no se perciban. Entendiendo que el mercado, son los consumidores y los que producen los productos, comercializados por distribuidores, tiendas o establecimientos de hostelería; por ello, los consumidores son la clave a tener en cuenta, pero la percepción de éstos, es lo que hará que el mercado funcione y crezca, en beneficio del completo negocio del vino y, si su percepción es la que es, pues el sector está cómo está. Tabla/marketingandwine.

Blog Amboades® - Nº 280 nueva época 

ESTILO AMBOADES®

[03/03/2023] _]el_]civa_]informa_] 
Por Miguel Ángel Flores Gonzalo - Enólogo [MAFg®] VINO MAN®  

UNA de CONOCIMIENTO en la CONSAGRACIÓN CRISTIANA del VINO

(...) "tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre…”. Estas palabras son las que se cree, dijera Jesucristo en la Última Cena, para consagrar el vino, como la sangre de Él mismo, como así también lo hiciera con el pan, diciendo que era su cuerpo. Por ello, el vino de misa o el vino de la comunión, utilizado en las liturgias cristianas, en el momento de la "consagración", como dice el dogma católico, del griego δόγμα (doctrina o precepto), que afirma, que el vino de misa ya consagrado se convierte en ese momento en la sangre de Cristo. Llamando a este acto o fenómeno la "transubstanciación", que es la transformación de una substancia, el vino, en otra la sangre de Cristo, perdurando los caracteres del vino, como su color, forma, olor, gusto o cantidad, pero ya desde el momento de la consagración es la sangre de Jesucristo. También antes de la consagración el sacerdote o diácono, pone unas gotas de agua en el cáliz ya con un poco de vino., pues el agua representa al pueblo de Dios, que al echarse al vino, el nuevo líquido, representa la unión de los cristianos con Cristo; Y el sacerdote dice en secreto: "El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana".