lunes, 3 de mayo de 2010

CAMBIO O RECAMBIO

     En esta época del año, la primavera, es cuando renacen en muchos casos las plantas, es la época de la explosión de las flores y de la vegetación, dando al campo su máximo esplendor de exuberancia y estasis, llegando en muchos lugares de la Península Ibérica casi a un frenesí vegetal de una gran belleza, además en este año 2010 es aún mayor este efecto por el largo y lluvioso invierno que hemos pasado.

En cuanto a las plantas de la vid, esta época del año es la de la resurrección, la época del cambio de un estado en parada vegetativa similar a la de un estado inerte por su parte aérea y externa de las plantas, al estado de plena vitalidad. Desde este momento se da un rapidísimo y expansivo crecimiento vegetativo, que desde los “tocones” podados de las plantas semejantes a pedruscos amorfos en menos de tres meses se pone a crecer ramas, y de ellas hojas y flores, y de estas a su vez saldrán pequeños “racimillos” que darán lugar en apenas medio año, a la producción de las uvas para luego una vez maduras, sean cortadas para llegar a ser jugo, mosto y después del “recambio” de la fermentación llegar a ser vino de nuevo.

También esta época del año es la utilizada por algunas organizaciones para citar a todo el mundo profesional en entornos muy concretos, como son las “ferias”. Que en los últimos años creo que tan solo están sirviendo, “no” para el cambio o el recambio con nuevas propuestas o novedades, sino para un simple encuentro de clientes, productores y proveedores, y en realidad al sector poco le ayuda, por lo cual creo se debieran revisar algo estas acciones para poder dar un cambio o mejor dicho un recambio, y saber llegar en mejores condiciones al cliente final, mediante la promoción de la cultura enológica, la unión con el medio real de producción, siendo el vino sello de identidad histórica y social, de cada territorio.

Con esta identificación y conocimiento saber que si en los campos, praderas, montes o llanuras como decía la exuberancia es inevitable, en el caso de las vides es de una explosión tal que así se demuestra que la naturaleza, es maravillosa y que el ser humano en este caso ha logrado casi dominar ya desde hace miles de años. Para así conseguir después de estos cambios o recambios, un elixir que supera al agua, y como alguien dice por ahí, si el agua es para bendecirla el vino es para consagrarlo; pero yo como cristiano que soy digo, que con el agua nos bautizamos y con el vino nos acercamos un poco a Dios, por su puesto siempre bebido con la justa mesura y amor al vino.

ARTÍCULO Nº 2, PARA EL Nº2 DE ACEITES Y VINOS
Por: Miguel Ángel Flores Gonzalo, enólogo 30/abril/2010

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